O por qué no pudimos tener cosas bonitas después de la segunda entrega.
Terminator es una de las películas que formaron mi infancia. Mis abuelos solían tener una copia en VHS en su casa, que convertía cada visita en mi oportunidad para repetir la experiencia.
Hoy en día, estaban transmitiendo la película en la televisión, y reflexioné que solo considero bien logrados los dos primeros filmes. T3 me parece conclusión con calzador y la 4a tiene un lugar aparte en mi corazón por la aparición de Chsitian Bale.
La cuestión es: los primeros éxitos de Terminator radican en que la historia no es sobre los humanos luchando contra las máquinas, eso es sólo el terreno para hablar de otro tema más interesante y sensible para el público. Terminator es sobre los parias.
Terminator (1984)
Cuando Kyle Resee llega al pasado de inmediato se convierte en un indigente, es perseguido por la policía, tiene que buscar sus recursos entre los escombros y la basura y es totalmente marginado por una sociedad que está basada en los registros. La critica social de Terminator radica no solo en el hecho que las máquinas son capaces de rastrearte con toda la información compilada sobre los individuos, sino que ya en los 80s, estar fuera de estos registros de información implicaba ser un paria.
John Connor es una piedra en el camino de Skynet, precisamente porque no contaba con registros de su existencia (T3 se mantiene congruente). Lo que lleva a Skynet a la conclusión de eliminar a su madre, específicamente a todas las Connor de la zona que podían ser la madre de John.
Kyle, como el paria que es solo puede abrazar la misión que le da propósito (cosa que exploran en T3 y fatalmente en Dark Fate). En medio de toda esa precariedad su refugio emocional es Sarah Connor y es el motivo comparten el delicioso, retroalimentando el circulo causal que genera su historia.
Terminator 2 (1991)
La segunda entrega vuelve a hacer bien su trabajo, esta vez enfocando a Sarah Connor como la paria principal. La clásica mujer histérica, exagerada, demente oprimida por contemporáneos que descubriremos tendrá toda la razón.
John es un paria, porque no logra encontrar una conexión con las figuras adultas, y sus tutores adoptivos, se siente abandonado por su madre. Aunque la historia se convertirá en la oportunidad para reestablezca su relación, Sarah como la paria en la que se ha convertido, es incapaz de mostrar sanamente sus emociones, su radicalismo la ha deshumanizado.
Podríamos discutir si es el encierro y la opresión o su propio discurso sobre el futuro lo que generan esta deshumanización para otra ocasión :P.
En esta segunda entrega el enfoque está en el miedo y rechazo a la tecnología, el control y el poder que implica. Las tecnologías que luego darán lugar al internet, que conocemos y cuyo uso nos ha llevado a las grandes controversias de la actualidad.
Pero en T1 el miedo se canaliza en existencia de la propia información, en T2 el miedo radica en quienes controlan esta información y la resguardan: las empresas.
Terminator 3 (2003)
La tercera entrega cuenta con todos los elementos de la formula, pero falla vergonzosamente. El paria de John Connor vive el mundo que evitó el día del juicio, pero es un paria de la sociedad, entrenado para un futuro que no llegó, marginado para evitar ser encontrado y disfuncional para su presente por todo lo anterior.
Este paria se encontrará con Katherine quien lleva una vida normal y está a punto de casarse, una miembro de la sociedad totalmente normal. Hasta aquí tenemos un excelente planteamiento de personajes y conflicto social. Tenemos el lado del paria en la ecuación y el lado social funcional, el Terminator aliado sigue siendo el componente unificador, PERO falla.
John tratará de evitar el nuevo juicio final hasta darse cuenta de que esta ocasión no pueden evitarlo. Katherine no tiene ningún conflicto interior ni con su vida ni con su padre (militar). Todo el conflicto de personaje es con John Connor. El único conflicto es la resistencia a su destino, lo acepta, se resiste, menciona que tuvo una relación sana con su madre y finalmente acepta su rol mesiánico. Esto está bien para La última tentación de cristo (1988), pero acá no pegó.
La T-X (o Femme Terminator), carece de personalidad, el T1000 también era frío e inexpresivo, pero lo presentaban como un robot frío y calculador; ahí radicaba el contraste entre T800 y T1000, el modelo viejo no sabía comportarse naturalmente, el segundo se comportaba tan natural que incomodaba. Uno de estos días, si quieren, hablamos de T-Salvation y el valle de lo extraño.
En T3 el miedo a la tecnología de la información y el uso de las empresas está ausente, aquí se discute la dependencia tecnológica, pero es puramente anecdótico. No importan los parias, no importa el impacto humano de la tecnología, importa el destino de nuestros personajes.
Terminator 3 cierra con voice-over, como las anteriores para darnos el tono de la predestinación. El discurso se vuelve militarista, quizá porque dos años antes habían atacado el WTC. Y justo esa desconexión entre el conflicto humano, en el marco de la confrontación con la tecnología y la información era el tuétano de ese caldito que prometía ser la trilogía de Terminator.
Comentarios
Publicar un comentario